Estas vacaciones las he pasado en 3 ciudades de Europa central maravillosas: Praga, Viena y Budapest.
Praga es la más antigua de las tres, sus pequeñas calles aún guardan el sabor medieval.
Esta ciudad tiene mucho que contar, aquí se vivieron grandes acontecimientos, como el inicio del art nouveau, aunque también períodos tristes como los miles de judíos asesinados o enviados a campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial y el paso del comunismo.
Cuando llegamos estaba diluviando y hacía un poco de frío, más propio del clima otoñal pero también tuvimos días buenos.
Menos mal que iba bien preparada. Chaqueta de cuero de Mango, camisa de Zara, shorts de Lefties, leggings de H&M y botas de Zara. Un look muy cómodo para andar de turista.
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Nos encontramos con unos novios tomándose fotos, desafortunadamente estaba lloviendo pero la novia se lo tomó con mucho humor y me dejó tomarle una foto.
Praga es un destino muy popular para las bodas, sin duda la ciudad ofrece un paisaje muy romántico.
Este es el famoso reloj astronómico que data de 1410, vale la pena quedarse a ver cuando marca la hora.
Praga es una de esas ciudades que tienes que descubrir a pie, y aunque dicen que primavera es la mejor época del año, en verano es muy agradable, aunque la prefiero en época de invierno con los edificios escarchados de nieve, pues ofrece unas estampas muy navideñas.
La ciudad vieja y la ciudad nueva están divididas por el río Moldava y desde los puentes se ofrecen vistas espectaculares de la parte antigua.
Ésta es la tercera vez que visito esta bella ciudad y no me canso de admirarla, es pequeña y acogedora y cada edificio es una joya.
¿Te animas a descubrirla?
Fotografías de Miguel Ángel Barambio y Maru Silva.
